Siete años al frente de la pasión de los aficionados
Desde la humildad que lo caracteriza, José Manuel Mateos García, conocido por todos como Mateo, expresidente de Aficiones Unidas, ha compartido con el Diario las experiencias, retos y aprendizajes de sus siete años liderando esta organización que representa el corazón del fútbol, sus aficionados y peñas. “Si no existiera Aficiones Unidas, habría que inventarla”, afirma con convicción, destacando la importancia de un espacio que reúna y alce la voz de los seguidores en un fútbol cada vez más globalizado.
Mateo llegó a la presidencia en 2015 tras formar parte de la Junta Directiva. Aunque confiesa que no esperaba asumir el cargo, su pasión por las peñas y los aficionados lo llevó a aceptar el reto. “Desde el principio, mi objetivo fue luchar por el reconocimiento de los aficionados y garantizar que su voz fuera escuchada y respetada”, recuerda.

Durante su mandato, logró hitos importantes, Aficiones Unidas creció hasta representar a más de 30 federaciones de peñas, consolidó su relación con instituciones como LaLiga y el Consejo Superior de Deportes, y sentó las bases de una plataforma digital que él mismo define como “el presente y futuro de la organización”. Sin embargo, reconoce que quedaron desafíos pendientes, como, y a falta de su desarrollo, incluir la figura de los aficionados en la reforma de la ley del deporte, cuyo trabajo iniciaron y, que declara, “puede ser un punto de inflexión”.
Además, se enfocó en formalizar la estructura de muchas peñas. “Había agrupaciones que estaban ‘sujetas con pinzas’, y trabajamos para que contaran con la documentación y organización necesarias”, explica. Aunque consciente de que aún queda mucho por hacer, se siente satisfecho de haber generado conciencia sobre la importancia de que las peñas tengan al menos un mínimo cubierto.

La relación de Mateo con el fútbol comenzó desde niño. “Es un deporte que no solo me apasiona, sino que ha permitido comprometerme con la sociedad y con mis compañeros peñistas, enriqueciendo mi vida”, comparte. Como Presidente de la Federación de Peñas del Getafe y de la peña “Marea Azul“, considera que el ambiente peñista es uno de los mayores activos del fútbol. “Quitando a los futbolistas, que están en la primera fila, nosotros somos el alma de este deporte. Aunque a veces actuemos más con la pasión que con la razón, el compromiso y la energía de las peñas son inigualables”, asegura.
Entre los momentos más memorables de su vida como aficionado, destaca el viaje a Múnich para animar al Getafe en la Copa de la UEFA, donde fletaron dos aviones y movilizaron al 10% de los seguidores del equipo. También recuerda con cariño el ascenso del club a Primera División. “Estamos acostumbrados a verlo en categorías inferiores, y vivir ese logro fue emocionante”, rememora.
Para Mateo, las peñas son mucho más que grupos de aficionados. “Son altavoces de valores sociales y culturales”, declara. Cita como ejemplo los múltiples actos solidarios que organizan, desde apoyo a refugiados hasta actividades culturales que fomentan la unión entre comunidades. “Ver en un campamento saharaui a niños organizándose para jugar al fútbol, creando porterías improvisadas y jugando descalzos, me recordó el poder que tiene este deporte para generar vida y esperanza”, añade.
El futuro de las peñas no está exento de retos. Mateo señala la necesidad de un fútbol más inclusivo y democrático, donde se escuche la voz de los aficionados. “No hablamos solo de decisiones deportivas, sino también de aspectos sociales. Los aficionados somos parte fundamental de este deporte y debemos ser considerados como tales”, reclama.
También menciona la importancia de abordar problemas como la crispación en los estadios y la globalización del fútbol, que a menudo olvida a los seguidores de toda la vida. “Nosotros, los aficionados, somos el alma de este deporte. Si el fútbol es ahora una industria, sus beneficios deben repercutir en todos los que forman parte de él, incluidos nosotros”, enfatiza.
Cuando se le pregunta por su legado, Mateo responde con humildad: “Quiero que me recuerden como un buen compañero que lo hizo lo mejor que pudo”. Además reconoce el esfuerzo desinteresado de los Presidentes de peñas y envía, desde aquí, un mensaje de respeto, cariño y agradecimiento a todas las personas que le ayudaron en el camino y colaboraron al desarrollo de Aficiones Unidas, así como a su fundador, Pepín Braña y al actual Presidente, Jorge Guerrero.
Finalmente, define el espíritu de Aficiones Unidas en una sola frase: “Es un punto de encuentro necesario, un espacio para compartir experiencias y defender intereses comunes”. Y aunque ya no ostenta el cargo de Presidente, asegura que su vínculo con las peñas sigue intacto. “Esto no se abandona; es una forma de vida”, concluye.
Con palabras llenas de pasión y compromiso, José Manuel Mateos García nos recuerda que, más allá de los goles, los títulos y las rivalidades, el fútbol es una fuerza que une y mejora nuestras vidas.
